Masturbadores, sexshops….un gusto

Recurrir a un sexshop, ya sea para adquirir masturbadores femeninos, consolador, vibroador… no es, como se pensaba hasta hace década y media, un acto inmoral, propio del bajo mundo y solo propicio para trabajadoras sexuales y para hombres pervertidos y con trastornos sexuales.

Acudir a un sex shop es casi que una necesidad, actualmente.

Es lo que recomiendan muchos sexólogos, psicólogos, psiquiatras y demás profesionales especializados en la salud sexual, dado que la monotonía en la cama, es uno de los principales detonantes de las rupturas de pareja.

Recurrir a un sexshop es como acudir a la Medicina Preventiva, que tan en boga se encuentra en las dos últimas décadas. Ya no es el momento, ni la época, para sentirse avergonzados de ingresar a este tipo de comercios.

masturbadorMuchos hombres y, por supuesto, muchísimas chicas sienten pena, pudor y/o vergüenza al ir en búsqueda de aquellos dispositivos de los que les han oído hablar a sus amigos o, bien, de los que han leído y observado en internet y otros medios de comunicación.

Muchos de ellos, incluso, envían a otras personas, para adquirir eso que tanto desean experimentar, bien sea en solitario o en pareja.

A propósito de la soledad, es increíble ver cómo se está convirtiendo, prácticamente, en una pandemia.

Los estilos de vida, las múltiples ocupaciones, la comunicación cada vez más virtual y poco presencial y otros factores, inciden para que muchísimas personas permanezcan solas y, lo peor aún, sin una pareja estable.

Es por ello, precisamente, que las tiendas de artículos sexuales se están convirtiendo casi que en una necesidad, más que en una forma de imprimirle un poco (o, si se quiere, bastante) picante a las relaciones sexuales de pareja.

Al recurrir a un sexshop, se atienden todos los gustos, costumbres y necesidades.

Ahora, para quienes pretenden mantener constantes aventuras sexuales “aquí y allá”, estas tiendas se pueden convertir en la mejor “puerta de entrada” para divertirse a placer, teniendo en consideración, eso sí, que no estamos promoviendo este tipo de conductas.

Ni más faltaba. Son muchos, lo peligros que se asumen cuando una persona, sea hombre o mujer, adolescente o mayor, se dedica a semejante estilo de vida. Las enfermedades de trasmisión sexual, especialmente, el virus HIV, las potenciales agresiones y demás, no hacen que sea aconsejable llevar una vida sexual así.

Pero, en fin, cada persona lleva su vida y, más específicamente, su vida sexual como más le satisfaga y le parezca.

Sean cuales sean los estilos de vida, los gustos y las necesidades sexuales, las preferencias (la heterosexualidad o la respetable homosexualidad), estas tiendas de productos y dispositivos sexuales, están para satisfacer hasta los gustos más extraños y exóticos.

Lo importante, eso sí, (reiteramos) es deshacerse de una vergüenza y un pudor que, en nuestros días, ya no tienen razón de ser, ni fundamento.

Si se trata de evitar la monotonía de la vida sexual de una pareja, ya es hora de ir pesando en que recurrir a un sexshop  es casi que un “medicamento que está previniendo la aparición de una enfermedad”: las dolorosas rupturas.

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